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ACTOR
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Michael Caine
Veterano en sufrir los nervios de la gran noche, el británico Michael Caine vuelve a ser candidato a mejor actor de reparto por la película sorpresa de esta edición, "Las normas de la casa de la sidra", que tras pasar por las carteleras sin suscitar entusiasmos, ha enamorado a la Academia, a juzgar por sus siete candidaturas. En el centro de esta película iniciática se sitúa la magnífica actuación de Michael Caine, tras años sin un buen papel que llevarse a esos ojazos -por cierto, las pesadas bolsas que le dan su particular encanto y un toque enigmático muy propio para el suspense no se deben a una desmesurada afición por la noche, sino a una enfermedad ocular crónica-. Caine interpreta al heterodoxo doctor Wilbur Larch, que dirige un orfanato en el que practica abortos clandestinos sin cobrar un duro al tiempo que ayuda a las parejas estériles a encontrar un hijo y coquetea con toda enfermera que se le pone a tiro. Además, en sus ratos libres, Larch se evade del mundo rural en el que vive esnifando éter. Michael Caine sabe dar a este atípico personaje lo que necesita para que el espectador lo adore: el porte, la precisión británica y la elegancia. Aunque para el actor se trate del "mejor trabajo de su carrera", la liga antiabortista de Estados Unidos no le lo perdonará nunca. El único actor capaz de resultar creíble tanto en un bodrio como en una obra maestra tuvo que patearse los escenarios de Inglaterra, hacer de indio en una serie de televisión y ver cómo su compañero de generación Sean Connery triunfaba en el cine antes de que le llegara una oportunidad en la gran pantalla ("Zulú"). Con "Alfie", que le proporciona su primera candidatura de la Academia, se convirtió en el actor más cotizado del Reino Unido. Junto a un rosario de comedias sin pena ni gloria y de películas plagadas de estrellas, está magnífico en "La huella", "El hombre que pudo reinar" y "Hannah y sus hermanas", por la que obtuvo el galardón en el 86.
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