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 ACTRIZ |
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 Meryl Streep
Ya forma parte de la tradición de las galas de los Oscar que cualquier actriz que gane el premio en una categoría que tenga por candidata a Meryl Streep le pida disculpas por la injusticia que comete la Academia. El caso es que Gwyneth Paltrow, que el año pasado cumplió con este ritual tras ser premiada, fue nada menos que la séptima actriz que arrebata la estatuilla a Streep desde que en 1982 ganase su único premio a la mejor protagonista por "La decisión de Sophie". Devota del "método", las 12 presencias de Streep entre las aspirantes al Oscar -lo ha ganado en dos ocasiones- la acreditan, junto a Katherine Hepburn, como la plusmarquista de la especialidad y dan fe del provecho que extrajo de su paso por el Actor´s Studio neoyorquino. Ya entonces, la intensidad de sus interpretaciones provocaban complejos entre sus compañeras. Sin ir más lejos, la consagrada Michelle Pfeiffer ha relatado en más de una entrevista cómo era imposible destacar en la renombrada escuela de actores de la Gran Manzana ante el perfeccionismo de la técnica de Streep. Y es que la hipernominada actriz dejaba una y otra vez atónitos a sus profesores con un perfeccionismo que la llevaba a destacar hasta en los detalles más nimios. De un tiempo a esta parte, son multitud los críticos que se ceban con ella y la acusan de resultar estomacante o de interpretarse a sí misma una vez tras otra. Pero lo furibundo de estos ataques queda fulminantemente desacreditado ante el sentimiento contenido -y real, que de eso se trata- de sus actuaciones. Ahora, Streep llega a la antesala de los premios de la mano de Wes Craven -el creador de las pesadillas en Elm Street o de la saga "berreante" Scream- en su primer intento de facturar una película de las consideradas "serias". Lo que no queda claro es si esta "seriedad" de "Música del corazón" constituirá al final una ventaja o llevará a Streep a su enésimo gesto de aquiescencia hacia la ganadora que le rinde pleitesía.
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