Otros candidatos > Mariano
Rajoy.
En pañales.
Tuvo una infancia itinerante. Nació en Santiago de Compostela en 1955,
pero el trabajo de su padre -era juez- motivó que él y sus tres
hermanos tuvieran que mudarse a Ávila, León y Pontevedra sucesivamente.
Expediente académico.
De sus años escolares recuerda su afición por las clases de Educación
Física. Y de su etapa de universitario en la facultad de Derecho de Santiago,
el tiempo que pasaba con sus amigos «tomando vinos y yendo a la discoteca»
o el viaje de fin de carrera a Londres. Aunque quizá sus ratos de ocio
no fueran tantos como confiesa, ya que se licenció con el mejor expediente
de la época. Su primer sueldo.
Entró en el mundo laboral por la puerta grande: con sólo 23 años
consiguió, por oposición, una plaza como Registrador de la Propiedad
y durante un tiempo se dedicó a esta actividad en las localidades de Villafranca
del Bierzo, Padrón y Santa Pola. El
salto a la política. Su carrera ha crecido de la mano de la
democracia: fue elegido diputado autonómico por AP en 1981, en las primeras
elecciones que se celebraban en Galicia tras el franquismo, y desde entonces no
ha parado de ascender. Antes de su elección como sucesor de Aznar, ha sido
vicepresidente de la Xunta, secretario general de AP Galicia y ministro de cinco
carteras. Su lado femenino. A punto
de pasársele el arroz... Sus amigos de la juventud dicen que era un ligón,
pero también debe ser muy exigente, ya que
tardó 40 años
en encontrar a la mujer de su vida. Demasiada demora para los conservadores ambientes
'populares'. En 1996 se casó con Elvira
Fernández Balboa, con la que ha tenido un hijo. Vicios.
«Rajoy fuma». Esta leyenda ha sustituido a los mensajes del Ministerio
de Sanidad en muchas cajetillas de tabaco. Y es que el gallego se pierde por un
buen puro, pudiendo llegar a fumarse hasta una docena al día. Otra de sus
grandes pasiones es el fútbol: es abonado del Real Madrid, hincha del Dépor,
accionista socio del Celta y del Pontevedra. Tampoco se resiste a una buena partida
de cartas. Marca registrada. Desde
su propio partido le han pedido que sea más agresivo con sus adversarios,
pero Rajoy sabe bien lo que se hace. Su estilo es serio y sereno, tiene un talante
dialogante y fama de entenderse bien con todo el mundo. Otro de los rasgos de
su discurso es la ironía y su capacidad de no responder nunca a lo que
se le pregunta. Típico de todo gallego que se precie. Patinazos.
Los pequeños «hilillos»del Prestige quedan en las hemerotecas
como prueba de las 'joyitas' que han salido de sus labios. Y es que el tiempo
confirmó que describir las miles de toneladas que vertió el petrolero
como «cuatro regueros que se han solidificado con aspecto de plastilina»
es una osadía que puede volverse contra cualquiera. También su intento
de despachar la guerra de Irak como un «asunto muy llamativo» cuya
«incidencia en la vida real de la gente no es tanta», pesará
sobre su carrera. Raquel Quílez www.marianorajoy.es
www.pp.es
Los
otros candidatos: Gaspar Llamazares
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