GENTES


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Isabel Preysler
por Leonardo da Vinci

Lo que el gran Leonardo consiguió con la vaporosa técnica del esfumato para que sus rostros femeninos resultaran evanescentes y acrónicos, lo logró nuestra manchega universal Sara Montiel por el perentorio sistema de colocar una media delante del objetivo de la cámara. Pero Isabel Preysler utiliza con idéntico propósito el método, genuinamente oriental, de no mover un músculo de la cara ni aunque la empalen. Tan eficaz es la técnica que ni los ajetreos matrimoniales y publicitarios han conseguido evitar que la dama transmita y contagie serenidad, armonía, delicadeza, dulzura y una opiácea belleza, desde luego impávida, que no pueden ser más leonardescas. Aquí, usurpa la refinadísima hermosura de Isabel de Trieste, y se la ve comodísima y dispuesta a eternizarse sin pestañear en un marco artístico tan caro y prestigioso. Ella no se conforma con menos.


Isabel Preysler Concha Velasco Loyola de Palacio
Aitana Sánchez-Gijón Charo López Bibi Andersen




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