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And the Oscar goes to... ¡España!

POR CARLOS FRESNEDA (ENVIADO ESPECIAL/LOS ÁNGELES)
FOTO: REUTERS

Todo un detalle que le dejaran abrir el sobre a Gwyneth Paltrow, que pudo desempolvar alegremente su acento de Talavera: «And the Oscar goes to... ¡España!». Se levantó de la butaca Banderas, como si la cosa fuera con él. Saltó del sofá Bardem, allá donde estuviera. Calculó finalmente sus pasos Amenábar, para evitar un tropezón a lo Garci, y exhibió con ilusión infantil la sonrisa que llevaba reprimiendo estos días.

«Éste es el premio definitivo», dijo luego entre bastidores, con el Oscar a la mejor película extranjera en las manos. «Aunque ahora lo veo con más distancia que cuando soñaba con ganarlo, cuando era niño».

Aún destilaba el premio Amenábar cuando de reojo, por el televisor, comprobó cómo se cumplía su otro presagio de la noche: «¡Ah, se lo han dado a Clint Eastwood!». Cuatro Oscar a 'Million Dollar Baby', incluidos los de la mejor película y el mejor director. Martin Scorsese se hundió definitivamente en la silla, tras el doble gancho derecha-izquierda de Eastwood, precedido del premio a la mejor actriz para Hilary Swank. Los cinco Oscar menores para 'El Aviador' le sirvieron a Scorsese como somnífero, pero no como consuelo. Otra vez será (y van cinco).

Antes, claro, el Oscar a la mejor canción y el «do» de pecho de Jorge Drexler, que se desquitó cantando lo que no le dejaron cantar: «Clavo mi remo en el agua / llevo tu remo en el mío / creo que he visto la luz al otro lado del río»... No le hizo falta la guitarra de Carlos Santana; él solo se bastó para arrebatarle el remo renqueante a Antonio Banderas, que dejó sobre el escenario un deslizante río de sudor. Tal fue el bochorno que pasó usurpando la voz del uruguayo.

Banderas no debió cantar. Bardem no debió dejar a Amenábar solo ante el peligro. Amenábar no debió dejarse en Madrid a las chicas. Todo ocurrió al final como por sorpresa, contra la corriente, rema, rema. Daba cosa descorchar el champán; nadie se había molestado en preparar siquiera una fiesta.

Lo único que tenía previsto Amenábar era lo de hoy: llevarse a sus padres a los estudios Universal y disfrutar como un crío subiéndose a la montaña rusa. Arriba, arriba.

Coordinación: Sonia Aparicio | Diseño: Rocío Martínez
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