EL "COMANDANTE" CHÁVEZ se ha convertido en el fenómeno político del momento. La mitad de los venezolanos le apoya a pesar de que en su intentó de derrocar el orden constitucional en 1992 causó la muerte de cuatro centenares (quizá más) de inocentes, de que su discurso es esencialmente radical, de que viste con la boina roja de los paracaidistas, de que saluda en los mítines con la señal de la pistola, y de que ha prometido disolver el Congreso y el Poder Judicial.

En el mundo civilizado, es imposible pensar que pueda surgir un líder así, con un desfasado discurso ultrapatriota, y que las masas le sigan. Es imposible porque es precisamente eso, civilizado. No como Venezuela, donde el 85% vive en la pobreza. El grueso de los votos de Chávez en las legislativas del 8 de noviembre salió de los pobres. Los mismos que, seguramente, este fin de semana lo nombrarán presidente. Si es así, Venezuela se prepara para la revuelta de los pobres contra las injusticias, el nepotismo, el expolio, la malversación... que han enviado al sumidero a uno de los países más ricos del mundo. Chávez encarna el sueño de un porvenir con agua corriente, electricidad y pabellón (plato nacional) y que Venezuela gestione su potencia: le sobra petróleo, tiene 3.000 kilómetros de costas caribeñas sin explotar turísticamente, abundan el oro, las piedras preciosas, el hierro... y tierras para alimentar a medio continente. La misma base populista de Chávez es la que permitió al general golpista Hugo Bánzer volver a la presidencia de Bolivia en las elecciones de junio del año pasado. Militar sedicioso y desterrado, llegó al poder tras un golpe de Estado en 1971, pero en las primeras elecciones democráticas fue derrocado. Poco a poco, la corrupción y la mala administración de los Gobiernos sucesivos volvieron a convertirlo en el candidato más votado. Prometió ocuparse de los pobres, sacar al país de las redes del narcotráfico, convertir a los cocaleros en pequeños artesanos y erradicar la corrupción, la mayor lacra de América Latina. Y si Fujimori se convirtió en las últimas elecciones en el candidato más votado en Perú se debió a causas parecidas. Su autogolpe del 92 le dio poder absoluto para combatir a Sendero Luminoso y encarcelar a su dirigente. Promovió un referéndum constitucional, aprobado por mayoría que, entre otras cosas, introducía la pena de muerte para los terroristas. En 1995, el 65% del país le reeligió presidente.

Lo que ven los latinoamericanos en sus candidatos es producto de un caudillismo endémico. Según Arturo Uslar Pietri, el intelectual venezolano más eminente, Chávez se beneficia de esa tradición "proclive a la aparición de hombres mágicos". Es la misma que sigue aupando a Fidel Castro en sus giras continentales, y que cada cierto tiempo parirá líderes como el subcomandante Marcos o Bucarán.

"¡POR AHORA!"

La proclama golpista de Hugo Chávez:
"Este mensaje bolivariano va dirigido a los valientes soldados que se encuentran en el Regimiento de Paracaidistas de Aragua y en la Brigada Blindada de Valencia:
Compañeros, lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital (...) ya es tiempo de evitar más derramamiento de sangre (...) vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse hacia un destino mejor. Les agradezco su lealtad, su valentía (...) y yo (...) asumo la responsabilidad de este Movimiento militar Bolivariano. Muchas gracias". (4-II-1992)