REPORTAJE | MILLONARIOS ESPAÑOLES EN LA TREINTENA
CARLOS BARRABES, 29
Propietario de Barrabes.com
Cofundador, junto a su hermano, de una tienda especializada en material de esquí y alta montaña. Este año facturará 700 millones de pesetas, de los que 166 provienen de Internet
SOLEDAD MAYORAL
Es un hombre confortable. Alto, fuerte, con unas espaldas poderosas; se mueve con solidez, como si a cada paso fuera consciente de la importancia del peso que soporta. Él es un chico de montaña, criado en Benasque, un pequeño pueblo del Pirineo aragonés. Barrabés podría haber deseado huir de los largos inviernos, de la soledad de los sitios recónditos, pero no fue así. Las decisiones que han marcado su vida se han dirigido en sentido contrario, justo hacia el corazón del Pirineo.
“Mi hermano mayor y yo queríamos montar un negocio que nos permitiera vivir donde habíamos nacido”. Y se pusieron a la tarea. Su padre les cedió el local de la tienda de recuerdos que tenía, y ellos montaron una tienda especializada en material d e esquí y de alta montaña. Pero hacer negocio no era tan fácil. Él y su hermano habían observado que la gente que visitaba la estación de esquí no paraba en el pueblo. Un hecho que consiguieron constatar al cabo de un año.
“Subíamos al parking de la estación y anotábamos las matrículas de los coches, y luego las buscábamos en el pueblo. Nada, ninguno de ellos paraba”. En aquella época, hace diez años, tenían un local de 180 metros cuadrados y muy poco material. “Aquello era tan grande que tuvimos que comprar sacos de carbón vegetal para tapar los huecos vacíos de la tienda”.
Comenzaron a hacer publicidad en folletos y revistas especializadas y se fue corriendo la voz entre los deportistas de alta montaña de que había unos chicos en Benasque que tenían buen material. Ellos fueron de los primeros en salir a las ferias internacionales para traer lo mejor. “En la de Múnich fue dificilísimo entrar. Nos tuvieron media hora en la puerta enseñándoles facturas hasta que les convencimos de que no éramos unos críos, sino que teníamos un negocio y queríamos comprar”.
Con 19 y 21 años y una ambición intacta, los Barrabés invertían en el negocio todo lo que ganaban, querían hacerse grandes. Un congreso de físicos les brindó la oportunidad. Fueron ellos quienes llevaron Internet a las montañas y quienes dejaron la puerta abierta para que los hermanos se colaran dentro. Y allí comenzó la apuesta.
En el año 94, su tienda se introdujo en la red. La empresa tiene ahora de 37 a 60 empleados y un local de 3.000 metros cuadrados. Hoy, un 25% de la facturación la realizan por Internet, lo que supone más de 166 millones de pesetas; venden a 30 países repartidos por todo el mundo y equipan a las expediciones más prestigiosas.
Este éxito ha convertido a Carlos Barrabés en un gurú de Internet. “Yo creo que piensan que si he sido capaz de ganar dinero, ellos también lo conseguirán”. El Senado, la Universidad Menéndez Pelayo y el Simposio sobre la Sociedad de la Información, promovido por el Ministerio de Industria, han oído aquello de que la creatividad de los latinos aplicada a Internet es el petróleo de los árabes.
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