La enfermedad se diagnostica mediante pruebas médicas
para evaluar los episodios de somnolencia (electrocardiograma,
evaluación de la respiración, registro del ciclo de
sueño y polisomnograma, entre otras) y la pérdida
repentina del control sobre los músculos. Además,
se recurre a exámenes de laboratorio para
descartar cualquier otro problema que pueda ser causante de los
episodios de somnolencia (insominio, apnea del sueño, etc).
|