Nacido en un campo de golf

Nacido en un campo de golf

ES COMO UN HURACÁN QUE ARRASA TODO cuanto encuentra a su paso. Tiene 19 años, cumplidos el 9 de enero, mide 1,78 y pesa 70 kilos. Más de 65 victorias en el campo amateur avalan la fama que le precede. Sergio García es El Niño, l'enfant terrible, dispuesto a tomar el relevo como un nuevo maestro del golf. Y no es americano, sino nacido en Castellón, España.

Pregunta.-¿Le molesta que le llamen El Niño?

Respuesta.-No, la verdad es que me hace gracia. Es un apodo que me pusieron en Estados Unidos porque mi irrupción en el golf coincidió con la del fenómeno meteorológico. Lo que no sé es qué va a pasar cuando crezca, me tendrán que cambiar el apodo, o a lo mejor me quedo con El Niño para toda la vida.

P.-El golf es un deporte que lleva en la sangre.

R.-Prácticamente. Mi padre trabaja como profesional en el Club de Campo del Mediterráneo y mi madre en la tienda de golf, así que desde la cuna empecé a vivir lo que es el mundillo. Cuando cumplí los tres años mi padre me regaló unos palos que él mismo cortó a mi medida y llegaron a ser mi juguete preferido.

"Se los regalé sin pensar siquiera que podría llegar a convertirse en una carrera. Le enseñaba a hacer swings y algunas veces le daba a la bola y otras no" recuerda su padre, que hoy hace las funciones de caddie, consejero, manager y, sobre todo, amigo.

P.-Se puede decir que casi nace en un campo de golf.

R.-Sí, casi. Mi madre estaba haciendo de starter en un campeonato local en Castellón cuando sintió las primeras contracciones. Tuvo el tiempo justo para llegar al hospital.

P.-Pero no todo fue golf en sus primeros años de vida.

R.-Cuando tenía cuatro o cinco años organizaba alguna pequeña escapada con Ignacio Garrido -una de la figuras emergentes del golf nacional, miembro del equipo de la pasada Ryder Cup- que entonces tenía unos 11 años y nos dedicábamos a pegarle patadas al balón detrás de las cañas del Club del Mediterráneo, cuando nadie nos veía. Yo no me acuerdo bien, pero Ignacio me cuenta a veces que le daba buenas patadas al balón.

P.-¿Es el fútbol uno de sus deportes preferidos?

R.-Entre otros. También me gusta el tenis, que practico de vez en cuando, y el ciclismo. Aunque este último no para practicarlo, me parece muy duro y sacrificado.

P.-¿A qué edad ganó su primer torneo de golf?

R.-Debía tener unos seis años y fue un torneo de club de ésos que organizaba mi padre entre la chiquillería, con sólo unos cuantos hoyos. Cuando disputé el primer torneo oficial tenía ocho años y fue el Campeonato de España de Alevines. No me preguntes cómo quedé porque ni me acuerdo. Sí te puedo decir que un año después, en 1989, este mismo torneo se celebró en El Prat y lo gané.

P.-¿Qué recuerda de aquella victoria?

R.-No mucho. Lo que me dejó mejor sabor de boca fue cómo jugué el hoyo 18. Drive, madera 3, wedge y dejé la bola a menos de un palmo de la bandera; la emboqué y terminé con birdie. La mejor manera de conquistar un trofeo: embocar un birdie en el último hoyo.

En poco tiempo se ha convertido en un crack del golf. No hay torneo que se le resista. Ha ganado casi todo lo que ha jugado. De los triunfos obtenidos recientemente, el más importante ha sido el British Amateur, que viene a ser lo mismo que el Open Británico para los golfistas profesionales, y que le ha dado el pasaporte para el Masters de Augusta. Un pequeño salmón (nombre con que se conocen los cuatro torneos que componen el Grand Slam) que une al British Boy que conquistó en 1997.

P.-¿Se llega a hacer amigos dentro del circuito?

R.-Cuando era pequeño mi pandilla de amigos estaba dentro del Club del Mediterráneo y cuando jugaba torneos por España siempre me encontraba con alguno de ellos. Ahora que salgo mucho a jugar fuera de España, en cada torneo hago nuevas amistades.

P.-Pero el golf es un deporte para solitarios.

R.-Es un deporte individual, pero siempre estás haciendo amigos allí por donde vas. Por eso no echo de menos a mi pandilla de amigos del club, porque en el golf tengo mi propia pandilla. Y dentro de lo que cabe, aparte de los viajes, hago una vida bastante normal.

P.-¿Y los estudios?

R.-Estudio tercero de BUP en el instituto. Dedico unas cuatro horas al día al golf, no tantas como antes.

P.-¿Saturación?

R.-No, no creo que sea eso, pero siempre conviene ocupar la mente en otras cosas. Despejarse un poco con otras actividades.

P.-¿Cuándo se planteó realmente que quería vivir del golf, hacer del golf su carrera?

R.-No fue hasta 1993, cuando cumplí los 13 años y empecé a competir en el ranking nacional.

P.-Y a enfrentarse a jugadores bastante mayores, como Ignacio Garrido.

R.-Sí. Poco a poco las cosas iban a mejor, pero estar dentro del ranking mundial me exigía muchos esfuerzos, sobre todo porque la mayoría de los jugadores con los que me enfrentaba eran cuatro o cinco años mayores que yo. A veces ganaba, a veces perdía.

Así es el mundo del deporte si te quieres dedicar a él. Todo es muy bonito cuando todo sale bien y todos te palmean en el hombro; lo difícil es dar la cara cuando las cosas salen mal. Además, este deporte es muy especial. Todo el mundo cree que es fácil, que consiste sólo en andar por un campo y darle a una pelotita. A los que creen esto yo les recomiendo que lo prueben, que cojan un palo, intenten golpear una bola y se pasen cuatro horas y media en un campo de golf intentando colar la bola en un hoyo muy pequeño con el menor número de golpes posibles.

P.-¿Resulta dura la vida de un golfista?

R.-No más que la de cualquier deportista o la de cualquier trabajo. Cuando juego un torneo puedo entrenar algo más de ocho horas diarias, como en cualquier ocupación. Aunque es verdad que a veces echo de menos mi casa.

P.-Los expertos que le siguen de cerca piensan que no sólo tiene juego para ganar un torneo grande sino también cabeza, una parte fundamental en este deporte.

R.-Para ser un buen golfista, además de mucha resistencia física (te recuerdo que hay que andar cerca de 10 kilómetros y a buen ritmo para que no te penalicen por juego lento) hay que tener mucha fuerza mental. Supongo que la cabeza también es importante en otros deportes, pero creo que en el golf, mucho más. En cada golpe te juegas mucho y hay muy poco margen de error. Augusta es un ejemplo de esto. Te desconcentras un poco y te encuentras con un doble bogey que no esperabas y, además, los bogeys siempre vienen seguidos. Si te impacientas quieres recuperarlos pronto y por precipitarte caes en otro bogey. Y así se te va un campeonato y te quedas fuera del corte. La concentración es básica y hay que procurar conservarla durante 18 hoyos.

P.-¿Y cómo anda Sergio García de cabeza?

R.-Yo creo que muy bien. Aunque es difícil medir la fuerza mental. Supongo que consiste sobre todo en conocer tus posibilidades, saber cuándo es el momento de atacar, de olvidar pronto los malos momentos, y cuando sales al campo con figuras de la talla de Tiger Woods, que sabes que arrastra masas de seguidores, periodistas y fotógrafos, olvidarte de todo lo que hay alrededor y concentrarte en tu juego.

P.-Su padre, Víctor, ¿es su mejor apoyo?

R.-Cuando ganas un torneo, haces un buen resultado o cuando juegas bien, la gente te arropa y te felicita. Pero en los momentos difíciles sólo tienes al lado a la familia que te ayuda a superar los momentos malos. Mi padre me da muchos ánimos y cuando fallo me dice que me calme, que no pasa nada. Y a otra cosa.

P.-También Tiger Woods le dio ánimos cuando salió al campo de Augusta por primera vez.

R.-La verdad es que fue un placer jugar con él. Es un gran jugador, al que admiro mucho, y estuvo conmigo muy amable, dándome ánimos. Cuando mi bola fue a parar a los árboles en el hoyo 2 me dijo que no me preocupara, que a él le pasó lo mismo el año que ganó el Masters.

P.-Como amateur ha ganado más de 60 torneos, ¿le gustaría ganar uno en el circuito profesional antes de dejar la categoría amateur?

R.-¡Hombre, sería estupendo! Pero lo veo muy difícil. Hay muy buenos jugadores en el circuito profesional y no es fácil colocarse delante de ellos. Tampoco es una meta que me haya impuesto, de momento, no es algo que me preocupe. Si cae alguno bienvenido sea. Lo que sí me gustaría es ganar torneos como profesional.

P.-¿Tantos como amateur?

R.-Naturalmente, y alguno más si puedo. Incluso algún grande ¿por qué no?

P.-Como el Masters de Augusta.

R.-Sería extraordinario. Aunque ya lo dije durante el torneo: cualquiera de los amateur que hemos competido tenemos juego como para ganar el Masters. Los americanos Matt Kuchar (20) y Hank Kuehne (23), el surafricano Trevor Immelman (19) o Sergio García, ¿por qué no? No este año, pero sí muy pronto. Yo voy a todos los torneos con mentalidad de ganador.

P.-¿Qué ha significado para usted este torneo?

R.-Ha sido sin duda el momento más especial e importante de toda mi carrera. Y quiero dar las gracias a todas las personas que me han ayudado en mi camino, a mi familia y amigos.

P.-¿Le molesta que le comparen con otros grandes jugadores?

R.-Mucha gente me compara con Ballesteros. De él creo que he aprendido de su manera de aproximarse al green. Y hay quien me compara con Olazábal. De él siempre me ha encantado la manera en que golpea los hierros. Creo que mi juego está más cerca de Olazábal: los dos somos consistentes, constantes, como pequeñas hormiguitas del golf. De todas formas yo tengo mi propia forma de jugar que no se parece a la de nadie.

P.-¿Y con el joven crack Tiger Woods?

R.-Tiger es Tiger y vive en Estados Unidos, en otro mundo. Yo soy Sergio García y soy europeo y aún me queda mucho por hacer en este deporte y por ganar para que me comparen con Tiger, o con Ballesteros o con Olazábal. Todos ellos han logrado muchas metas y récords en este deporte y yo sólo estoy empezando. El golf en los Estados Unidos es muy diferente a como ocurren aquí las cosas. A Tiger le colocaron en un pedestal cuando ganó cuatro torneos en una misma temporada y casi inmediatamente el Masters, pero ahora que lleva una temporada no tan espectacular ya están diciendo que si no era tanto como esperaban. Esas cosas no pasan en Europa. De todas formas no le doy importancia a las comparaciones e intento al menos que no me afecte. Yo sé dónde estoy y quién soy y lo que tengo que hacer para ser un gran jugador.

P.-¿Qué siente cuando la relación es la inversa? ¿Cuando la gente joven que le sigue le ve como un héroe y un ejemplo a seguir?

R.-Creo que es muy bueno para el golf español. Pero no sólo que me sigan a mí, sino a Ballesteros, a Olazábal, a Garrido... Por edad quizá yo pueda estar más cerca de la gente joven y de esos chavales que empiezan a jugar. Me sentiría muy satisfecho si gracias a mí alguno de ellos se decidiese a dedicarse en serio a este deporte. La gente joven necesita mirar a alguien que les sirva de ejemplo. Y mucho apoyo.

P.-¿Supone mucho sacrificio estar a la altura de los demás?

R.-Es la profesión que he elegido y de momento me divierte mucho. Los viajes a veces se hacen pesados, pero siempre estoy rodeado de amigos y sobre todo de mi familia, que es el mejor apoyo que puedo tener.

P.-¿Tiene novia?

R.-No de momento, pero hay alguna interesada en ello (risas).



Reportaje

Maestros del futuro

Un deporte de moda



Ernesto Cardenal / El último desfío de dos actores / Misión Sobrevivir / Mariah Carey / Nacido en un campo de golf/ Cómo librarse del efecto 2000 / Un metro de historias / Los hombres de mi agenda, Carmen Rigalt/ Las mujeres de mi agenda, Marín Prieto/ La Mirada de Umbral/ Gentes/ El Tablón/ Mesa y Mantel/ Vino/ Recetas/ Comer/ Horóscopo/ Conócete/ Almanaque / Aquellos años de..../

El club del vino/

M H Z

TOP LA REVISTA VOLVER