Nacido en un campo de golf

Nacido en un campo de golf

El jugador español junto a otra de las promesas del golf, Lee Westwood.

MAESTROS DEL FUTURO

Hace dos años, cuando un joven afroamericano con sangre india, de nombre Eldrick Woods, apodado Tiger (el tigre), ganaba torneo tras torneo en el mismo año en que se pasaba al mundo profesional, y a los pocos meses añadía a su vestuario una chaqueta verde, se habló de una gran revolución en el mundo del golf, de una estrella que eclipsaría a las otras, del golf del año 2000.

No cabe duda de que los americanos son los campeones... del marketing. Cuando su estrella Tiger empezó a flaquear (subir demasiado rápido tiene eso), buscaron a otro héroe, el joven amateur de 20 años y residente en Florida, Matt Kuchar. Durante el último año, han florecido los enfrentamientos entre Kuchar y Sergio García. ¿Una continua comparación? Y ahora le toca el turno al texano Hank Kuehne, que arrastra esa historia lacrimógena de alcoholismo regenerado, que tanto gusta a los americanos.

La cuestión no es la de desmerecer la carrera de estas tres figuras emergentes del golf mundial (a cuyos nombres hay que unir el del surafricano de 19 años Trevor Immelman), porque todos ellos pasaron el corte en esta edición del Masters.

Sus historiales hablan por ellos mismos. Trevor Immelman, este zurdo natural que juega a diestras, ganó el Open de Estados Unidos amateur en versión de campos públicos en 1998 y ese mismo año el torneo Stroke-Play de Suráfrica; en 1997 volvió a ganar en Suráfrica el Campeonato Amateur. Y en el Junior Amateur de Estados Unidos de 1997 fue segundo.

Hank Kuehne es el típico caso de "niño prodigio e hijo pródigo" que encuentra en el golf una manera de recuperar su vida y redimirse. Nacido en Dallas, Texas, ya desde niño demostró unas cualidades especiales para el golf. Pero igual que demostraba su genio para el golf, empezó a beber a los 13 años. Una mañana, cuando contaba con 16 años, y después de una de esas noches de bebida, Kuehne iba camino de un torneo júnior en Akron, Ohio. Se sentía realmente mal y tratando de mejorar su estado, siguió bebiendo. Salió a jugar completamente borracho y no obstante terminó con 75 golpes. Más de uno hubiera firmado una tarjeta como ésa. Pero el momento clave de su vida vino en 1995. En febrero de ese año, después de salir de una fiesta y mientras se dirigía a casa, Hank se saltó un stop y tuvo un grave accidente de coche. El vehículo quedó siniestro total y Kuehne se rompió varias costillas, tuvo una fisura en una rodilla y diversas heridas y contusiones. Realmente salvó la vida de milagro. Kuehne pasó la noche en la cárcel. Eso le hizo reaccionar y dos meses después entró en la clínica de rehabiltación Hazelden para alcohólicos, en Minnesota, justo el mismo día que su hermano mayor, Trip, competía en el Masters de Augusta como amateur. "Fue una decisión sencilla para mí, ya que no tenía nada más que perder".

Han pasado 50 meses y 16 días sin probar una gota de alcohol y Kuehne ha salido del infierno donde se encontraba para jugar el Masters de Augusta. Es, además, muy amigo de Tiger Woods, quien le ha ayudado mucho a superar su dependencia. Ahora compagina el golf con los estudios en la Universidad Southern Methodist. Tiene todos los ingredientes para convertirse en un héroe entre los jóvenes.

La fama de Matt Kuchar viene avalada por una carrera amateur impresionante. Seis victorias en cuatro temporadas en la liga universitaria, además de otros triunfos importantes. Ganó en 1997 el Open de Estados Unidos amateur y gracias a ello una invitación para el Masters del 98. Al quedar en undécima posición, como el mejor amateur, se ganó el pasaporte para esta edición de 1999. Para muchos, Kuchar, pese a su juventud, puede ser la continuación de Tiger Woods. Kuchar y García se enfrentaron en la ronda final del British Amateur de 1998 que ganó Sergio García.

Todos estos jugadores forman parte de las nuevas generaciones del golf. Sergio García no tiene nada que envidiar a los nuevos valores americanos, si acaso, la manera en que la prensa y los mass media venden a sus promesas.

García, El Niño, es un huracán con un potencial extraordinario entre sus manos. Ya a los 15 años hizo su debut como amateur en el Turespaña Open del Mediterráneo de 1995, un torneo del circuito profesional. Pasó el corte y quedó cuatro por encima del par. A los 16 jugó su primer torneo de Grand Slam, el Open Británico que se disputó en Royal Lytham y se estrenó en el circuito de los mayores, al ganar con 17 años el Open de Cataluña de 1997. Allí se enfrentaba a algunos de los mejores profesionales del golf español y se llevó el torneo de calle con tres rondas sucesivas de 64 golpes.

Y si seguimos hablando de récords, ostenta el de ser el amateur con el resultado más bajo conseguido en el Tour europeo: 277 golpes en el Open de España de 1997, cuando terminó en el puesto 34. El mismo récord que obtuvo en el Nike Tour con sus 272 golpes totales en el Nike Greensboro Open de 1998. Ganó con 15 años el European Amateur, siendo el más joven ganador que este torneo había conocido. En 1997 de los 21 torneos amateurs que jugó, ganó 17, tres veces fue segundo y una, tercero.

Parece que el apodo le viene como anillo al dedo a este ciclón de las canchas de golf que arrasa en todos los torneos que se ponen a su alcance. Y si había alguna duda sobre su capacidad para enfrentarse en la modalidad de match-play (una de las especialidades de la Ryder Cup, de 32 match, sólo ha perdido uno), las cifras hablan por sí mismas. Sergio García sí que es una revolución dentro del mundo del golf, al menos como jugador amateur, con un gran potencial y con todos los ingredientes necesarios para ser un futuro Ballesteros o un Nicklaus. Materia prima no le falta. Le han comparado con el cántabro, con Olazábal y con el propio Tiger, y es verdad que comparten muchas cosas en común. De Ballesteros, como él dice "su segundo padre", ha aprendido el juego corto, el aproach, y la imaginación en los golpes imposibles. De José María Olazábal, a dominar los hierros largos. De Tiger, la pasión, la valentía de atacar todas las banderas que se ponen al alcance de sus palos. Además, él ha añadido un ingrediente de su propia cosecha: un drive demoledor, que sólo le pisa Tiger Woods.

Todo ello combinado apropiadamente da como resultado la fórmula perfecta para crear un gran campeón. El putt es uno de los palos que aún tiene que mejorar. García es, sin duda, el líder de un grupo de golfistas, algunos algo mayores que él, que empiezan a despuntar en España: Lara, Cea, Vizcaya...

El objetivo del jugador castellonense será igualar el récord de otra joven promesa del golf, esta vez británico, Lee Westwood, que en los pocos años que lleva de profesional en el circuito europeo ya sabe lo que es ganar un torneo. Saltó a la fama con su victoria en el Volvo Masters de Montecastillo, la última prueba del año, y por su excelente actuación en la Ryder Cup. La veda está abierta.


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