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EPISOTOMÍA

Esta intervención consiste en realizar un pequeño corte en el periné –la piel y los músculos que se sitúan entre la vagina y el recto– para agrandar el canal vaginal y favorecer los trabajos del parto. Esto evita los desgarros vaginales espontáneos mientras la cabeza del feto sale al exterior y evita además que el parto se prolongue innecesariamente. Inmediatamente después de que el niño y la placenta hayan sido expulsados se procede a la sutura del corte. Se considera que este procedimiento impide la dilatación vaginal posterior al parto y generalmente es una intervención que no presenta mayores problemas. El propio cuerpo absorbe los puntos al cabo de unos días y no es necesario retirarlos.

Sin embargo, la polémica rodea a esta técnica desde que comenzó a generalizarse su uso en los partos vaginales. Desde entonces, las 'modas' sobre su conveniencia o no se alternan intermitentemente. Pese a que sus partidarios consideran que este pequeño corte permite evitar los desgarros vaginales durante el parto, algunas voces críticas se alzan desde numerosos puntos de vista señalando que, precisa y paradójicamente, esta medida es el principal factor de riesgo en cuanto a desgarros se refiere. Las principales complicaciones que pueden resultar de esta intervención son la incontinencia anal y otras derivadas de cualquier intervención quirúrgica: formación de hematomas, hemorragias, infecciones, y graves traumatismos perineales. En cuanto a la incontinencia, existen estudios que indican que esta técnica podría estar relacionada con la pérdida de control del intestino y los gases en los meses posteriores al nacimiento.


No existe un consenso establecido sobre cuál tendría que ser la tasa ideal de episiotomías en un país, aunque se calcula que debería oscilar alrededor del 20%. Incluso hay quien reduce esa cifra 'ideal' hasta el 10 % (Obstetrics and Gynecology, diciembre de 2002). La recomendación de quienes atienden a la mujer es estos momentos, las matronas, es que se valore cada caso por separado. Las matronas evalúan los tejidos de la zona y son quienes mejor pueden valorar si existe un riesgo de desgarro y si conviene o no realizar un corte terapéutico, pequeño y controlado, que evite desgarros mayores cuyo alcance no sea tan fácilmente manejable. Ésta es la opinión del doctor Cabrillo, miembro de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, quien sostiene que el expulsivo debe durar poco y esta técnica evita que esta fase del parto se alargue innecesariamente.




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